Samsung está actualizando móviles de hace ocho años que había abandonado. Hay buenos motivos

Las actualizaciones son uno de los principales puntos débiles de Android. El abandono temprano por parte de los fabricantes a sus terminales ha sido una constante que se ha intentado atajar de numerosas maneras, sin demasiado éxito. Detrás del problema de la fragmentación hay muchas causas.

En primer lugar, puede haber desidia o falta de interés ante lo poco rentable que resulta actualizar dispositivos que ya ni se venden. En segundo, puede haber problemas de soporte y drivers que hagan que dar soporte se vuelva imposible o muy complicado. Siempre puede haber excepciones y ánimo de cambio, pero a día de hoy tampoco importa demasiado.

Samsung ya es de las compañías que ha prometido actualizaciones durante más años: cuatro, a partir de algunos modelos de 2021 como los Galaxy S21. Y sin embargo, la compañía acaba de demostrar que puede actualizar (parcialmente) terminales mucho más antiguos para solucionar un problema con el GPS.

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La compañía ha enviado una actualización que corrige un problema un problema del GPS a terminales como el Samsung Galaxy Alpha, el Samsung Galaxy S5 Neo, Galaxy S6, S7, S8 y S9, e incluso algún gama media como el Galaxy J7 de 2015. La mayoría de todos ellos no han sido terminales problemáticos con el GPS, a diferencia de, por ejemplo, el Galaxy S original, que no ubicaba bien por un problema físico, no de software.

Ver al Samsung Galaxy Alpha de 2014 actualizarse es todo un hito. Ocho años después, se trata de un terminal poco recordado, pero que sentó las bases del diseño sobre el que luego se erigió toda la familia A e incluso el Galaxy Note 4 y otros. Fue un móvil poco vendido por su enfoque al lujo y por destacar realmente en poco, así que el hecho de verlo actualizado sorprende incluso más, porque siendo de 2014, Samsung solo lo actualizó a una versión presentada ese mismo año, Android Lollipop.

Samsung no ha detallado qué problema solucionan las actualizaciones, pero es probable que hayan causado algún inconveniente como para que decidan que tienen que viajar ocho años en el tiempo.

Aunque parezca increíble, no es algo inédito en smartphones. Justo por el mismo motivo, solucionar un error relacionado con el GPS, Apple distribuyó en 2019 actualizaciones para iOS 9 e iOS 10. Así, los propietarios de iPad 2 y 3, iPad mini y iPhone 4s recibieron iOS 9.3.6 y los propietarios de iPad de cuarta generación y iPhone 5, iOS 10.3.4.

La diferencia con aquel caso es que, dado que Apple actualiza durante más tiempo, solamente hacía tres años desde la última vez que Apple actualizaba el iPhone 4s, por ejemplo. Lo que sí es compartido con Samsung es que, en 2019, el iPhone 4s cumplía ocho años.

Si se ha probado que pueden actualizar durante muchos años, ¿por qué no lo hacen más?

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La marca que ha demostrado que puede dar soporte durante más años a un smartphone es Apple, con siete años en los iPhone 6s y 6s Plus. El mencionado caso de iOS 9.3.6 o de Android en terminales tan vetustos como el Galaxy Alpha podría llevar a pensar que no solo los de Cupertino con los 6s han logrado dar tanto tiempo.

Y sería un pensamiento tremendamente erróneo, porque es una gran noticia que un terminal se actualice, para mejorar errores de GPS, o para aplicar un parche de seguridad, pero no tiene nada que ver con que reciba una gran actualización, como sería de pasar de iOS 9 a iOS 10 o de Android 11 a Android 12.

Una actualización menor que no cambia de versión de Android o de iOS no tiene complicación alguna al lado de las otras, que implican mucho trabajo de desarrollo y optimización

Para pasar de una gran versión a otra, un fabricante como Samsung debe disponer de drivers que permitan que todos los componentes funcionen correctamente en una versión determinada. Y contar con ellos no es tan fácil.

Si todos los componentes son suyos podría llegar a desarrollarlos, pero muchos de sus modelos dependen, por ejemplo, de Qualcomm. Además, por muy bien que se optimice un terminal, es inviable que hardware de hace casi una década ejecute bien versiones modernas de Android o de iOS, teniendo en cuenta lo que ha evolucionado el hardware desde entonces.

Lo que sí es cierto es que, tras actualizarse por última vez, han sido muchas las ocasiones en que los terminales se han quedado para siempre con bugs y problemas, sin que los fabricantes ofrecieran soluciones. Ese tipo de actualización, una que haga que el fin de soporte aporte cosas buenas en vez de lentitud, sí es fácilmente distribuible si el fabricante lo plantea. Y este caso de Samsung lo demuestra.